jueves, 15 de septiembre de 2011

Espejos



Note como me beso en la mejilla.
-Espero verte pronto... Sonrió y se marcho.


Al escuchar como se cerraba la puerta del piso no pude evitar sonreír. Me levante de la cama y cogí el papel que me dejo en cima de la mesita de noche. Que atento... Su numero de teléfono.
¿Para que querría yo su numero de teléfono?,

¿De verdad piensa que lo llamare para follar de nuevo? Pobre infeliz... Detesto la gente que no entiende lo que significa un polvo de una noche. ¿No estaba claro? La misma palabra lo dice, Una noche...No dos.
Pero bueno, ya me lo tome como algo normal, no era el primero que dejaba su numero y su corrida en mi cama.
Mire al espejo que tenia en frente de la cama, mi espejo.
El espejo cubría la pared entera, de esquina a esquina. Desde el primer día que lo hice en frente de un espejo sabia que esa seria mi mayor fetiche, y a si fue. No hay cosa que me guste mas que follar frente a mi gran espejo, ver como culean mientras me la meten, como se las chupo y como se corren en mi y en mi boca. Me volvía loco.
Me levante, me acerque al espejo y lo bese, creaba la ilusión de que me besaba a mi mismo, pero lo besaba a el, le daba las gracias por cada maravilloso reflejo y por cada maravillosa noche. Sonreí.
Me fui al baño y me lave un poco la cara, me veía la barba un poco descuidada, pero no me apetecía afeitarme, total, no esperaba visita hoy. Quizás mañana me pegaría un repaso.
Fui a la cocina y ojee la nevera en busca de algo que llevarme a la boca,( como si no fuera suficiente lo que ya me había llevado anoche a la boca). Zumo de naranja rancio...fue lo único que encontré, a si que asqueado y malhumorado me fui de nuevo a mi habitación a tirarme en la cama.
Las sabanas estaban revueltas y algo húmedas por ciertos lados, no era de extrañar, anoche lo pase realmente bien con ese yogurin. Su cuerpo ancho, ojos azules como el mar, todo depiladito... Me encanta los tíos que no tienen ni un solo pelo, me llaman muchisimo la atención,esa suavidad cuando pasas la mano por su pierna, su culo, su rabo. Su piel blanca como la nieve me llamaba mucho la atención, le daba un punto interesante.
Cerrando los ojos, aun siento las cosquillitas que me hacia en la polla con su piercing, sin duda los chicos con piercing en la lengua son la caña. Hay muchos que no saben utilizarlo, pero este... tenia todo un master.
Veo mi reflejo en el espejo, estoy desnudo tirado en la cama, reviviendo las aventuras y desventuras que anoche viví con mi amante, fue un polvo realmente estupendo. Su polla era perfecta, tanto en tamaño como en grosor, y como se movía el cabrón, era un huracán, puro fuego. Sus embestidas hacían que su barra se hincara en lo mas profundo de mi abrasándome, como su lengua lamia y relamía mi culo, dejándolo bien lubricado y abierto.
Reviviendo todo lo ocurrido mi polla comienza a crecer, el recuerdo de sus lametones en mi mástil hacen que este se ponga bien duro, y el recuerdo de sus embestidas hacen que mi culo palpite.
Me llevo la mano a los huevos y los manoseo un poco, los acaricio, tiro un poco de ellos, le doy pequeños pellizcos, no dejo de jugar con ellos y eso provoca que cada vez me ponga mas cachondo. Sigo viendo mi imagen en el espejo, me gusta. Veo como me sobo los cojones, me gusta. Me pongo de rodillas en la cama y comienzo a masturbarme, me gusta. Recorro mi nabo de lado a lado, con toda mi mano, aveces con un par de dedos solo, otras con las dos manos.
Me encanta ver como me pajeo en el espejo.
No soy un narcisista, no estoy enamorado de mi mismo, no estoy mal tampoco, soy un chico del montón. Metro ochenta, pelo corto, ojos color miel, no voy al gimnasio, pero la constitución de mi cuerpo es que con el poco ejercicio que hago consigo mantenerme en forma.
Pero la imagen que me devuelve el espejo, es otra totalmente. Es sexy, atrevida, insólita... No se como describirla, pero me gusta.
Sigo masturbándome, ahora estoy sentado al borde de la cama, a un metro y medio del espejo mas o menos. Desde esta distancia puedo ver mejor cada detalle de mi cuerpo, de mi mano balanceandose, de mi polla sacudiéndose en el aire, cada vez estoy mas excitado. Me acerco mas al espejo.
Estoy a un paso de mi reflejo, estoy con la boca entre abierta y de vez en cuando de ella sale un leve suspiro. Me doy cuenta que estoy con la espalda un poco encorvada, a si que me estiro y saco el pecho, mis pectorales se marcan y eso me gusta, llevo mi mano a mi abdomen y lo acaricio asta llegar a mis pezones. Me concentro con el pezón derecho, que es mi punto débil.
Lo trabajaba el pezón con cariño y este reaccionaba de maravilla. Y cada vez estaba mas y mas excitado.

Sin darme cuenta tenia la frente ya apoyada en el cristal, me quede embobado mirando mis ojos. Y como poseído, lance mis labios al cristal en busca de el reflejo de los mismos.
Estos se encontraron y chocaron en una apasionada lucha para ver cual de ellos tomaba el control, con mi lengua recorría el frió espejo, y el reflejo de mi lengua buscaba a la verdadera, para unirse también en la lucha.
Llegue a un momento en el que no sabia cual de los dos era el verdadero yo, si el reflejo o el que se situaba en frente de este. Pero no me importo, yo seguí besando a ese frió amante de cristal que frente a mi se encontraba. Mi mano no dejaba su trabajo, y mi polla comenzaba a palpitar en busca del éxtasis total, de la punta de esta ya comenzaba a asomar el traslucido liquido que anuncia la corrida, y con la lubricacion que me aportaba, no podía evitarlo.
Con el brazo golpee el espejo y lance un fuerte gemido que fue ahogado en el reflejo, mi frente sudorosa, al igual que mi cuerpo, se deslizaba por el espejo y de pronto, entre gritos y gemidos de placer, de mi nabo brotaron innumerables chorros de blanco semen que impactaron contra el cristal. Yo hiperventilaba, me estaba mareando cada vez mas, no podría evitarlo, siempre me pasaba lo mismo. Caí al suelo.
La caída me hizo reaccionar un poco, pero me sentía realmente mareado, la situación me había puesto tan cachondo que no pude evitarlo.
Me incorpore un poco y me puse a cuatro patas frente al espejo, sin darme cuenta tenia justo delante de mis narices la corrida que había soltado, que poco a poco se deslizaba hacia abajo.
Me quede unos segundos mirándola y sin comprender muy bien por que, sabiendo únicamente que el instinto me decía que lo hiciese,y lo hice, lamí esa corrida.
La lamí una y otra vez, hasta dejar el cristal bien limpio, sentía aun su calor en mi boca, su gusto

dulce y a la vez amargo. Acababa de correrme y esa situación me estaba poniendo cachondo de nuevo.
Estaba a cuatro patas, frente a mi espejo lamiendo la corrida que acababa de soltar, me parecía surreal, pero me encantaba y me volvía loco.
Una vez deje el cristal bien limpio, me levante y me mire al espejo. Pase mi mano por la boca para quitarme el semen de los labios, me quede mirándome y sonreí. Me acerque al espejo y lo bese de nuevo.
Una vez mas, dándole las gracias por cada nueva sensacion que me hacia sentir.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Espejos


Sexy, atrevida, cerda, insólita, sin censura....
El próximo día 15 de septiembre, yo, "Nadocore", publicaré el relato más cerdo y sensual de todas mis publicaciones.
"Espejos" será un relato que no os dejara indiferentes, os hará sudar y perder el control...
Espero que os guste tanto como a mi me esta gustando escribirlo...La pregunta es :
¿ Estáis preparados?





martes, 13 de septiembre de 2011

Domingo Festivo


El sol me deslumbraba.
Retocé y remoloneé unos minutos más en la cama, estaba rendido, muerto de sueño.
Miré el reloj, las doce y media de la mañana, llevaba ya muchas horas en la cama metido, pero es que estaba tan cómodo... Nunca ha existido ni existirá refugio y hogar como mi cama.
Entre sus sabanas me perdía y soñaba, soñaba historias que ningún mortal se atrevería a soñar.
En ella había reído, llorado, había follado y había compartido los momentos más felices con las personas más importantes de mi vida. Pero ahora estaba solo, yo, las sabanas, y mi fiel almohada, nadie más.
El comienzo del verano se anunciaba con sus calurosos y cegadores rayos de sol, los que no me dejaban seguir en mi cama tranquilo. Me incorporé y me fui al baño.
Al llegar al baño me miré en el espejo, en su reflejo veía a un chico, un joven de 22 años, alto, de piel morena y cabello oscuro. Me veía en calzoncillos, unos pequeños calzoncillos que solo tapaban lo estricto y necesario. El reflejo del joven era de un chico atractivo, sexy, con un cuerpo cuidado. Al mirarme en el espejo me gustaba lo que veía, tenia la cara un poco roja, al igual que los ojos, que estaban un poco hinchados, seguramente de todas las horas que había pasado en la cama durmiendo.
Tras utilizar el lavabo, me fui de nuevo a mi habitación. Cerré la persiana y me tiré de nuevo en la cama.
Me estiré, me retorcí, me moví mil veces, pero no conseguía encontrar la cómoda posición que tenía al despertarme. Maldita sea.

Pasé mis manos por mi pecho y mi abdomen, y me sobe un poco la entrepierna,

notando que ésta se encontraba abultada. Erecciones mañaneras, como no.
Saqué mi miembro de su prisión y me deshice de mis calzoncillos, dejando al aire toda mi entrepierna.
Observé mi miembro y como poco a poco su tamaño aumentaba más y más. Yo instintivamente lo agarré y comencé a acariciarlo, poco a poco, muy despacio.
Recorriendo toda su superficie, trabajando especialmente el glande, el cual reaccionaba muy bien ante esas placenteras caricias, haciendo que el tamaño de éste, como de todo su conjunto, siguiera aumentando. Ahora dirigí mi mano a mis cojones, los acaricie con cuidado, prestándoles todo el placer y cariño que merecen. El masaje me estimulaba y no puede evitar morderme el labio y suspirar. Ahora mi polla se encontraba en su mayor esplendor, dura, bien dura... Su tamaño había aumentado de una manera impresionante haciendo que ya no pudiera rodearla con mi mano.
Me llevé una de las manos a mi boca y la relamí, introduciendo mis dedos y dejándolos bien lubricados. Con la mano ahora bien húmeda, la lleve a mi miembro y comencé a frotarlo con mayor fuerza que antes.
Hacía ya tiempo que
no me hacía una paja, el trabajo, el estrés del día a día... No tenía apenas tiempo para mi, pero hoy domingo, que no tenia ningún plan, pensaba pasarme toda la mañana sobandome la polla y prestándole toda la atención que se merecía y la cual no le había proporcionado.
Mi cuerpo respondía de maravilla a todas estas olvidadas sensaciones. Mi piel ardía en deseos y en busca del placer, los pelos se me ponían de punta con cada movimiento de muñeca, de mi garganta brotaba un gemido tras otro, y de la punta de mi polla, una tras otra, surgían pequeñas gotitas transparentes que me ayudaban considerablemente en la lubricación de mi miembro.
Estaba disfrutando de lo lindo, y no quería parar por nada del mundo, al contrario, quería mas, mas placer.
Llevé nuevamente mis dedos a la boca y los relamí asegurándome de dejarlos mas húmedos que la vez anterior, pues esta vez, su destino sería completamente distinto.
Llevé mis dedos a mi culo, y con suaves caricias fui estimulándome la entrada de mi cuerpo para poder introducir mis dedos. Hacía tanto tiempo que no hacía esto, que al principio me sentía extraño, pero la sensaciones era placentera, muy placentera.... quería mas, quería meter ya uno de mis dedos. Poco a poco fui ejerciendo más y más presión, la entrada estaba muy estrecha así que decidí humedecerme de nuevo los dedos. Ahora sí, bien lubricados mis dedos, conseguí meter uno de ellos. Un gemido invadió la silenciosa habitación.
Con una de mis manos, seguía trabajando mi polla, la cual danzaba en el aire al compás de mi mano, y la otra, con un único movimiento, salia y entraba de mi ano.
Ya había introducido 2 de mis dedos y con movimientos circulares, metiéndolos y sacándolos me estaba proporcionando un placer que hacia ya mucho que no sentía.
Sin darme cuenta, me había girado y estaba boca a bajo a cuatro patas sobre la cama, en camino de introducir un tercer dedo dentro de mi.
Desde mi nueva posición podrá ver mi polla, como palpitaba en busca del éxtasis, veía mis cojones balanceándose de un lado a otro. El sonido me excitaba, el escuchar como mi polla se deslizaba entre mis dedos, como mis dedos entraban y salían de mi culo, como la mano chocaba con mis cachetes una y otra vez.
Comenzaba cada vez a gemir mas fuerte, a respirar con fuerza. Estaba solo en casa y quería que mi voz resonase en cada habitación, quería que los vecinos supieran que estaba a punto de correrme, quería que todo el mundo fuera consciente de ello.
Mi cipote palpitaba con mas fuerza que antes, mi respiración se entrecortaba, quería aumentar el ritmo de mis dedos para sentir bien el placer que éstos le estaban dando a mi culo. No aguantaba más.
Arqueé la espalda y un brutal gemido lo invadió todo, incrusté la cabeza en la almohada para soportar todo ese placer. De mi polla brotaron unos largos corros de lefa, blancos como la nieve, que terminaron cayendo sobre mis manos y las sabanas. Mis dedos disminuyeron su velocidad y poco a poco fueron saliendo de mi interior. Me lleve la mano a mi boca y relamí los restos de semen que había en ésta, sintiendo su acartonado sabor.
Tras esto, caí redondo a la cama y me quedé dormido de nuevo.
Tras un par de horas más o menos, me desperté. Toda la habitación esta inundada de un olor a sexo, sobre todos las sabanas, aún húmedas y calientes por lo que hacia unas horas había ocurrido allí.
Sonreí satisfecho, y me prometí a mi mismo, que cada domingo le daría a mi cuerpo todo el placer que necesitaba y más.